En este 9 de julio, día de la Independencia, me dirijo a ustedes con el profundo orgullo y amor que siento por nuestra querida provincia de Tucumán. Esta fecha no solo nos recuerda la valentía y determinación de aquellos que proclamaron nuestra independencia en 1816, sino también la inmensa riqueza y potencial que nuestra tierra sigue ofreciendo a todos los argentinos.
Algunas veces perdemos el autoestima de ser tucumanos o tucumanas, pero Tucumán, Cuna de la Independencia, es una provincia llena de historia, cultura y recursos que nos hacen únicos. Nuestra gente, con su espíritu trabajador y su capacidad de superar desafíos, es el verdadero motor que impulsa nuestro crecimiento y desarrollo. Nuestras industrias, nuestro campo, nuestras universidades y centros de investigación, son parte de nuestra potencialidad.
Por mencionar algunas, la industria azucarera, la primera industria pesada de Latinoamérica, con sus ingenios y sus trabajadores directos e indirectos, los limones tucumanos, los empresarios y trabajadores que sostienen y exportan esos productos llevando el nombre de Tucumán a todos los rincones del mundo, somos orgullosamente quienes le ponemos el precio al Limón en el mundo. Nuestro comercio y nuestras pymes que se erigen como motores de desarrollo, generando empleo y oportunidades.
También debemos sentirnos orgullosos de todo lo que implica nuestra cultura, sus artistas como Mercedes Sosa o Juan Falú y tantos otros artistas tucumanos que han llevado nuestra cultura más allá de nuestras fronteras, nuestra gastronomía, también símbolo de nuestra identidad y hospitalidad.
A lo largo de mi carrera, he tenido el honor de servir a Tucumán en distintos roles, siempre con el objetivo de contribuir en la construcción de una mejor provincia. Como médico y político, he trabajado incansablemente para mejorar nuestro sistema de salud, garantizando acceso y calidad para todos. Como legislador nacional, he promovido leyes que buscan fortalecer nuestra economía, apoyar a nuestros productores y fomentar la educación, convencido de que el conocimiento es la base para un futuro mejor.
Claro que nuestro camino hacia el progreso y el desarrollo requiere de acuerdos básicos pero lamentablemente las políticas que esta llevando adelante el gobierno de Milei no nos llevan a un mejor Tucumán. Mi espíritu ahora y siempre, con aciertos y errores, es el de colaborar, poner mi trabajo en función de lo mejor para el país y para nuestra provincia. Soy consciente de que teníamos muchos problemas al comenzar la gestión actual, pero todas las políticas de Milei los están empeorando y el panorama no es bueno. La presión impositiva empeorada, el empleo público y privado cada vez más precarizado, la falta de previsibilidad, una vejez con ingresos y cuidados cada vez más bajos, una peor educación y salud pública, el desfinanciamiento de universidades y centros de investigación, la inseguridad, por mencionar algunos de los desafíos a resolver, solo están empeorando con ajuste, recesión y pérdida del poder adquisitivo.
El pacto que se firma en nuestra casa histórica, no es merecedor de sus firmantes y mucho menos del lugar elegido. En la misma pieza donde Laprida empezaba a encontrar según Borges su destino sudamericano, estamos generando una pantomima de pacto, que lejos de ser inocuo es nefasto para el futuro de la patria.
Definir que la propiedad privada es “inviolable” en nuestro país no requiere más que leer la constitución nacional, sin embargo elegirla como única garantía en el pacto, intentando jerarquizarla por encima de los otros derechos constitucionales; a la salud, a la educación, a la vivienda digna no es un tema menor.
El equilibrio fiscal, objetivo loable y perseguido por las administraciones con mejor o peor resultado se presupone “innegociable”, implicaría esto que frente a coyunturas complejas, recordemos la pandemia, las sequias u otras, estará por encima de los derechos más elementales, la alimentación, la salud, la educación, o quizás estos debieran ser los “inegociables”?.
¿Reducir el gasto público al 25 % es posible en un país donde las vacunas son gratuitas, la universidades públicas son gratuitas, el transplante de órganos es gratuito?
¿Quién hizo el cálculo?, ¿Sturzenegger?
¿Están los gobernadores y sus representados entendiendo que cosas se acabaran después de la firma de este pacto?
¿Garantizar la educación, no debería incluir a las universidades públicas?,
¿La reforma tributaria debería además de reducir la presión impositiva ser progresiva? Es decir que los que más tienen paguen más que los que menos tienen. Lo planteo porque el paquete fiscal recientemente sancionado fue en contra de esa lógica.
Claro que queremos rediscutir la coparticipación federal pero principalmente en su distribución primaria, es decir qué porcentaje de los impuestos que pagamos en las provincias debe ser entregado a la Nación, sobre todo cuando esta no cree en la obra pública, y delega la responsabilidades sanitarias y educativas en las provincias, suena que con un 20% para la nación sobraría.
La reforma previsional vuelve a generar la falacia de que los beneficiarios de las moratorias no deberían recibir jubilaciones, y que además son los responsables de los magros haberes previsionales, falso de falsedad absoluta.
En un año, en dos, en tres, y cada vez que volvamos a festejar el 9 de julio, los indicadores de pobreza, indigencia, índice de Gini, desempleo, nos esperarán para darles la razón, si así no fuera la patria se los demandará.
De esta crisis, también saldremos adelante, por eso en este día tan especial, renuevo mi compromiso con Tucumán y con cada tucumano y tucumana. Es fundamental que trabajemos unidos, enfocándonos en un objetivo común: construir un Tucumán más justo, próspero, moderno y solidario.
Feliz Día de la Independencia, queridos tucumanos. Sigamos adelante.
Con afecto y compromiso, Pablo Yedlin.