Hay que jerarquizar a los enfermeros

Dr. Pablo Yedlin
MM 82672

Senador nacional

Frente de Todos por Tucumán

La semana pasada después de meses de intentos frustros, el Senado de la Nación pudo sesionar y votar varias leyes de suma importancia. Entre ellas quiero destacar una de mi autoría que, a mi manera de ver, es de vital importancia para el sistema de salud argentino. La ley de Promoción de la Formación y del Desarrollo de la Enfermería, está lista para ser promulgada por el presidente de la Nación.

Nuestro país tiene un problema grave en el tema de la Enfermería.

Tenemos en el país pocos enfermeros totales, entre los licenciados universitarios y los profesionales terciarios constituyen solo 37 enfermeros cada 10.000 habitantes, y si sumamos los auxiliares de enfermería, este número asciende a 52 por cada 10.000. Los auxiliares de Enfermería son en general empíricos que colaboran con la atención y el bienestar de los pacientes pero que no tienen estudios formales de Enfermería y no son considerados para comparar entre países.

En muchas provincias desde hace ya varios años este grupo de trabajadores ya no ingresa a trabajar ni a los sistemas públicos ni a los privados de salud. Y su número ha ido disminuyendo paulatinamente. Esta nueva Ley prevé un plazo máximo de dos años para que los auxiliares dejen de formarse, y que estos centros de formación se transformen en tecnicaturas.

Dentro de todos los enfermeros del país, incluyendo los auxiliares, solo el 16% es universitario. Esta proporción es también de las más bajas de la región de nuestro continente, y se encuentra muy por debajo de los valores aceptables. En los países del “primer mundo” esta proporción supera el 50%.

El año pasado en la revista The Lancet (Lancet 2022; 399: 2129–54), la fundación Bill & Melinda Gates publicó un trabajo muy interesante sobre los recursos humanos de la Salud en el mundo. En el mismo se definía que el promedio mundial para enfermeras era de 38 por cada 10.000 habitantes. Los promedios en diferentes países iban de un rango que entre 9 por cada 10.000 a 114 por cada 10.000 desde los países más pobres a los más ricos del mundo. Lo interesante además es que establecía que para poder dar una respuesta 90 % efectiva en un sistema de salud basado en atención primaria de la salud la cantidad de enfermeros debería ser de 114 por cada 10.000 habitantes, y para una respuesta 80 % efectiva de 78 enfermeros cada 10.000 habitantes.

Como se desprende de estos números o de cualquier estudio sobre la materia, la cantidad y calidad de enfermeros de la Argentina es marcadamente insuficiente. Obviamente que además la distribución territorial de estos profesionales también es muy inequitativa.

Cabe preguntarse por qué sucede esto. La cantidad de médicos, de farmacéuticos de odontólogos es mucho más acorde a la población y a los valores regionales. La explicación más probable es que el sistema de salud argentino no ha sabido jerarquizar a estos profesionales. Manteniéndolos aun hoy en algunas jurisdicciones (CABA entre ellas) en categorías laborales “no profesionales”, impidiéndoles la capacitación continua, la especialización, el pago de título, mezclándolos con empíricos no capacitados, pagándoles valores muy por debajo de la tarea que cumplen.

En un paciente internado, el 70 % de las atenciones que recibe son dadas por enfermeras y enfermeros. En las unidades de cuidados críticos este valor es aun mayor.

La pandemia mostró – si hiciera falta – la dedicación la generosidad, y la empatía de este grupo de profesionales que incluso dieron su vida con medidas de protección insuficientes y sin contar con vacunas al inicio de la misma.

La Ley que hemos votado por unanimidad en ambas cámaras trata de revertir esta situación. Declara de interés nacional la profesión de Enfermería y la capacitación de las mismas. Crea la Comisión Nacional de Formación y Desarrollo de la Enfermería, un ente interdisciplinario que controlará y fomentará la capacitación en todos los niveles y en todo el país. Genera, además, un sistema de control de las tecnicaturas en enfermería para homogenizar y garantizar la formación de esta etapa, facilitando el traspaso a las licenciaturas para quienes lo deseen. Garantiza un sistema de becas para estudiantes de enfermería, para enfermeros que deseen especializarse y colabora con las unidades de formación de esta profesión.

Esta ley es el resultado del trabajo de muchas personas, entre ellas, los ministros de Educación de la Nación Nicolas Trotta y Jaime Persik; la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti y el propio presidente Alberto Fernández, quienes entendieron la gravedad de la situación apenas se la planteamos. El gremio de la Sanidad en la figura de su secretario Héctor Daer; las universidades; el INET en la figura del Dr. Muntaabsky, las autoridades de las Comisiones de Salud, Educación y Presupuesto de la cámara de Diputados de la Nación, la diputada Blanca Ozuna, el diputado Daniel Gollan y la diputada Rossana Chahla. Los senadores de la Comisión de Salud, el vicepresidente Mario Fiad, la secretaria Lucia Corpacci. Las autoridades de los distintos bloques de la cámara, que entendieron la importancia de la norma. En momentos de proceso electoral y con la “grieta” a pleno, con esfuerzo y dialogo se construyeron los consensos necesarios. Es una buena señal.

Ninguna ley por si sola puede cambiar una realidad histórica y estructural como la que tenemos, pero sin duda es un paso importante en la dirección adecuada. Finalmente quiero agradecer a las enfermeras y enfermeros tucumanos, a todos los gremios de mi provincia, que fueron fuente de inspiración para mi de aquellas largas charlas que teníamos cuando fui ministro de Salud de Tucumán y juntos razonábamos de lo injusta de la situación del sector. Y soñábamos con eliminar tantas injusticias. Ahora sí, los sueños empiezan a concretarse. Gracias.

Nota Publicada el 19-4-2023 en La Gaceta https://www.lagaceta.com.ar/nota/988031/columnas/hay-jerarquizar-enfermeros.html

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