Muchos países del Mundo árabe son famosos por las noticias relacionadas con la violación de los derechos de las mujeres y a pesar de que Catar es uno de estos países con uno de los marcos legales más respetuosos de los derechos humanos de las mujeres, el país continúa violentando en muchos sentidos sus derechos fundamentales. Todavía hay muchos avances por conseguir.
Tutelaje
Recordamos que Catar es un país de mayoría musulmana y el sunismo wahabita es la identidad más representativa. Tiene 2,9 millones de habitantes de los que aproximadamente el 25% son mujeres. En Catar las mujeres siguen sometidas al sistema de tutela masculina, por lo que deben pedir permiso de sus guardianes (padre, esposo, hermano, etc.) para decisiones importantes como casarse, viajar y estudiar en el extranjero (hasta la edad de 25 años) y trabajar en empleo público, entre otras, según Amnistía Internacional.
Este sistema de tutela masculina choca incluso con la Constitución de Catar, señala Human Rights Watch, pero continúa dominando las relaciones entre esposos en el país.
Rothna Begum, investigadora sobre derechos de la mujer en Human RightsWatch, dijo en un reciente informe que “la tutela masculina refuerza el poder y el control que tienen los hombres sobre las vidas y elecciones de las mujeres y puede alentar o propiciar situaciones de violencia, lo que deja a las mujeres con menos opciones viables para escapar del abusos en la familia o por parte de sus esposos”.
El tutelaje masculino sobre las mujeres es uno de los aspectos que más nos escandalizan a los ciudadanos occidentales dado que condiciona el ejercicio de los derechos fundamentales de las mujeres en el país.
Obtener una beca, un permiso para contraer matrimonio o aplicar para un empleo es imposible para una mujer si no cuenta con el beneplácito de su guardián, que generalmente es un hombre de su familia –padre, hermano, o abuelo cuando es soltera, y su marido cuando es casada.
Las mujeres también deben pedir permiso para acceder a tratamientos de salud reproductiva y controles ginecológicos básicos como las pruebas de Papanicolaou.
En el mismo sentido, las mujeres solteras menores de 25 años no pueden salir de Catar sin permiso de su guardián. Hasta enero de 2020, el permiso era requerido también para conseguir una licencia de manejo.
Catar observada por occidente
Según reportes de Human RightsWatch (HRW) y de ONU Mujeres, aunque Catar establece en su Constitución que no debe existir discriminación, varias de sus leyes legitiman la subordinación de la mujer hacia el hombre. Otra voces como la de la catarí Shaima Sheriff, cofundadora de Embrace Doha, una asociación cultural cuyo propósito es ayudar a la gran comunidad expatriada y a cada vez más turistas a entender mejor la cultura del país declaró en la BBC Mundo que la aplicación del tutelaje no responde a una ley en sí, sino que reside en normas familiares que dependen de qué tan conservadora es la familia. Por su parte EleniPolymenopoulou, profesora en leyes y derechos humanos en la Universidad Bin Jalifa de Doha, explicó en ese medio que la Constitución catarí, al ser un país musulmán, tiene a la ley islámica o sharia como fuente principal de derecho “pero la sharia es un organismo muy diverso de reglas, con muchas escuelas de pensamiento, algunas más estrictas y otras más liberales, modernas y reformistas”.
Lo cierto es que cuando una mujer contrae matrimonio se hereda la tutela de los familiares hombres y el marido recibe el poder de la toma de decisiones sobre la vida de su esposa.
Por otro lado, aunque las madres comparten la custodia de sus hijos (hasta los 13 años si es hombre y a los 15 si es mujer), la tutela recae sobre el padre y todas las decisiones sobre ellos deben ser tomadas por él. La madre ni siquiera puede realizar el trámite para la identificación de sus hijos o para obtener su pasaporte.
Al momento de heredar, las hijas reciben la mitad de lo que reciben los hijos. Además, solo los hombres en Catar pueden pasar automáticamente la ciudadanía a sus hijos, y las mujeres cataríes que se casan con extranjeros deben en cambio solicitar el acceso a la misma, con numerosas restricciones.
Igualmente, a diferencia del varón, la mujer tiene sólo unas pocas posibilidades para justificar una solicitud de divorcio, mientras que los varones incluso puede omitir la responsabilidad de notificar a su pareja que inició este trámite, y en caso de que se dé el divorcio, la tutela de los hijos, si los hay, la mantiene el padre, salvo algunos casos excepcionales.
En el tema de violencia sexual, aunque el delito de violación está tipificado en la legislación catarí incluso dentro del matrimonio, la cláusula de obediencia establece la obligación de las mujeres a mantener relaciones sexuales con sus maridos a no ser que tengan razones legitimas (sin especificar el sentido de esa expresión) para negarse.
Esto hace que, aunque se den este tipo de agresiones dentro de la pareja, lo más probable es que nunca lleguen a un tribunal, ya que existe una especie de contradicción dentro de las leyes. La legislación de Qatar tampoco contempla la violencia doméstica como un delito.
De acuerdo con HRW, existen también algunas reglas cuya fundamentación legal no está clara, pero son establecidas por el Ministerio del Interior, como que una mujer no puede entrar a un lugar donde se sirve alcohol o que aquellas menores de 30 años que no estén casadas no pueden rentar una habitación de hotel.
Las mujeres cataríes, por ejemplo, pudieron votar por primera vez en 1999. Y recientemente, en febrero de 2022, el caso de la politóloga y antropóloga mexicana Paola Schietekat, de 27 años, generó un escándalo mundial cuando se conoció su historia en la que la justicia catarí la transformó en culpable, cuando claramente fue la víctima de una agresión sexual.
Cómo viven las mujeres en Qatar
De todos modos desde los años 90 las mujeres en Catar lograron significativos avances legales y sociales. En el país asiático la jequesa Moza bint Nasser al-Missned, defensora de los derechos de las mujeres ha apoyado manifestaciones de mujeres dentro de su país. A lo largo de su trayectoria ha podido acceder a la educación superior, y fue la promotora de la creación de un puesto ministerial en el gobierno dedicado a temas relacionados con el lugar de las mujeres en la sociedad. En las últimas décadas las mujeres en Catar han logrado mejores oportunidades profesionales, que incluyen puestos directivos, servicios de salud y humanos, y trabajos en diversos sectores, incluso en la diplomacia y la política.
En qué se emplean las mujeres
Según las autoridades cataríes, trabajan entre el 36 y el 42 por ciento de las mujeres qataríes y en cuanto a las áreas de trabajos que desempeñan se incluyen: educación, salud, justicia, periodismo, aviación, banca, política, finanzas y turismo.
Un gran avance pasó cuando se consiguió la admisión por primera vez de mujeres en la Facultad de Aeronáutica de Qatar para estudiar ingeniería aeronáutica y control de tráfico aéreo. Actividades tradicionalmente masculinas, que en el Qatar moderno se están feminizando.
En febrero de 2001, la catarí Dra. SheikhaGhaliaBint Mohamed binHamad Al Thani, miembro del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, fue elevada a un puesto de alto nivel en las Naciones Unidas en Nueva York, por delante de los representantes de otros 21 países que, como Catar, han firmado el Pacto Internacional que reconoce la Convención sobre los Derechos del Niño.
Vestimenta de las mujeres en Catar
Todas las mujeres en Catar cubren su cabello con la “Shayla” y visten su cuerpo con un vestido largo negro llamado “Abayha”. También existen algunas mujeres que solo dejan al descubierto sus ojos, con el denominado “Niqab”. Ahora bien… ¿Cómo deben vestir las turistas que visiten Catar? Se obliga a las mujeres visitantes a cubrir sus hombros y a usar remeras que cubran la parte superior de los brazos, de manera tal que los escotes están totalmente prohibidos.
Por otro lado, tanto el uso de faldas, polleras o vestidos, están permitidos, pero siempre que sea por debajo de la rodilla. Lo que sí está totalmente prohibido es el uso de jeans rotos y de calzas o leggings. Por último, en caso de que una mujer turista quiera aprovechar su estadía durante la Copa del Mundo para conocer alguno de los palacios gubernamentales o alguna mezquita, deberá cubrir su cabello con una “Shayla”, como respeto a los locales.
¿Cambios en el futuro?
El 2008 fue un año de expectativas dado que el entonces príncipe heredero TamimbinHamad Al Thani participó en el lanzamiento del plan de desarrollo Visión Nacional de Qatar 2030 (QNV 2030, por sus siglas en inglés), y según su propia descripción, se basaba en la “justicia, benevolencia e igualdad”. El futuro emir también era promotor de la “continua modernización y desarrollo de las instituciones públicas” plasmado en el plan estratégico a cinco años lanzado por el país en 2011.
Estas iniciativas generaron esperanzas de que el reinado de Tamim, que asumió en 2013, podría dar cuenta de los grandes problemas en materia de derechos humanos que existen en Catar, y el entonces heredero asentó en la estrategia a cinco años de su país compromisos para avanzar en legislación contra la violencia doméstica, entre muchas otras cuestiones.
El “empoderamiento de las mujeres” era uno de los pilares del desarrollo social en el plan estratégico de Catar entre 2011 y 2016, pero en una versión renovada para el período 2018 y 2022, este punto ya no estaba presente.
De todas formas, los cambios culturales han ocurrido en Catar en los últimos años, aunque lentamente. En 2012 Catar envió por primera vez atletas mujeres a las Olimpíadas, que en aquel momento tuvieron lugar en Londres.
Es el tipo de logros en que personas como Shaima Sheriff prefiere centrarse, “Creo que mucha gente tiene conceptos erróneos que cambian cuando llegan aquí. Las estadísticas sobre las mujeres hablan por sí solas. Hay muchas mujeres con másteres y doctorados incluso en universidades de la Liga Ivy”, explicó Sheriff.
“Aquí hay mujeres increíblemente inteligentes y mucho ha cambiado en los últimos cinco años. En Catar se está haciendo mucho para reducir la brecha de género y apoyar más a las mujeres. También tenemos mucho apoyo por ser madres, algo que no siempre pasa en países occidentales”, agregó.
Y cerró reflexionando que “Por supuesto que aquí todo no es perfecto y que tenemos muchas cosas que mejorar. Pero tenemos muchas mujeres empoderadas en posiciones de liderazgo que están poniendo estos temas sobre la mesa”.
En Catar las mujeres (y toda la sociedad) tienen aún, muchas batallas para librar y muchos derechos por los que seguir luchando. Desde un óptica occidental claramente muchos roles asumidos y la misma figura del tutelaje son reprochables, pero al mismo tiempo es importante destacar que existen voces de mujeres que pujan por abrir nuevos horizontes y que en sus mismas prácticas se transforman en testimonios vivientes de los cambios positivos que se vienen produciendo.